
Aprender un segundo idioma estimula el desarrollo cerebral
Por Lic. Rafael A. Lora
El aprendizaje de un segundo idioma ayuda a desarrollar una parte del cerebro encargada de la fluidez verbal, según se informó un estudio realizado por científicos británicos.
Se sabe, por estudios realizados en el campo de la neurociencia y de la psicología cognitiva, (Ellis, 1996; Gardner,1996; Jensen, 1996: Jonson Laird, 1990; Calvin, 2001) que nuestro cerebro está neurológicamente preparado para aprender. Tenemos un programa genético predeterminado. Éste incluye la capacidad de aprender los cincuenta y dos sonidos de los lenguajes universales, su entonación y sintaxis. Cuando aprendemos, nos " ponemos al tanto " y / o actualizamos lo que nuestro cerebro ya tiene (Jensen 1996: 6)..
Investigaciónes, realizada por expertos del University College de Londres (UCL) y publicada en la revista Nature, indicó que las personas bilingües poseen "más materia gris" en la parte inferior de la corteza cerebral parietal. El efecto, descubierto a través de complejos escáners, es aún más notable cuando el segundo idioma se aprendió antes de los cinco años de edad. Los científicos indicaron que cuanto más tiempo espera la persona para aprender un nuevo idioma, menos modificaciones sufre el cerebro. La "materia gris" del cerebro está compuesta principalmente por "cabezales" de nervios, que son responsables del procesamiento de información. En cambio, la "materia blanca" está compuesta por finos filamentos o "axones de neuronas", que se ocupan de los procesos de transmisión de información. Los expertos saben desde hace tiempo que el cerebro posee la habilidad de cambiar su estructura como resultado de la estimulación, un efecto también conocido como "plasticidad", Pero aún no queda completamente claro cuán "plástico" puede ser el cerebro. Sin embargo, la nueva investigación británica demuestra que el aprendizaje de nuevos idiomas puede tener un gran impacto en la estructura cerebral, especialmente en niños pequeños. También participaron de la investigación 33 bilingües "tardíos" que aprendieron una segunda lengua entre la edad de 10 y 15 años, y que lo han practicado con regularidad durante los últimos cinco. Estudios con escáners realizados a la densidad de la "materia gris" cerebral en la parte inferior de la corteza parietal mostraron evidencias de que esa materia era mayor en personas bilingües que en aquellos que sólo hablan un idioma. Los efectos fueron "significativamente mayores" en el hemisferio izquierdo del cerebro, y aun más en las personas bilingües que aprendieron el segundo idioma a temprana edad. Para los científicos, los efectos del aumento en la densidad de la materia gris podrían surgir de una predisposición genética o por una organización estructural inducida por la experiencia. "Nuestros hallazgos sugieren que la estructura del cerebro humano se alteró por la experiencia de adquirir una segunda lengua", explicó Mechelli a Nature. Además, aclaró que la relación entre la densidad de la materia gris y los resultados de habilidad verbal podría reflejar un "principio estructural-funcional" más general que se extendería aun más allá del lenguaje.
Encuentra el artículo completo en:
http://www.elmasacre.com/?modulo=articulos&seccion=60&articulo=5087
Por Lic. Rafael A. Lora
El aprendizaje de un segundo idioma ayuda a desarrollar una parte del cerebro encargada de la fluidez verbal, según se informó un estudio realizado por científicos británicos.
Se sabe, por estudios realizados en el campo de la neurociencia y de la psicología cognitiva, (Ellis, 1996; Gardner,1996; Jensen, 1996: Jonson Laird, 1990; Calvin, 2001) que nuestro cerebro está neurológicamente preparado para aprender. Tenemos un programa genético predeterminado. Éste incluye la capacidad de aprender los cincuenta y dos sonidos de los lenguajes universales, su entonación y sintaxis. Cuando aprendemos, nos " ponemos al tanto " y / o actualizamos lo que nuestro cerebro ya tiene (Jensen 1996: 6)..
Investigaciónes, realizada por expertos del University College de Londres (UCL) y publicada en la revista Nature, indicó que las personas bilingües poseen "más materia gris" en la parte inferior de la corteza cerebral parietal. El efecto, descubierto a través de complejos escáners, es aún más notable cuando el segundo idioma se aprendió antes de los cinco años de edad. Los científicos indicaron que cuanto más tiempo espera la persona para aprender un nuevo idioma, menos modificaciones sufre el cerebro. La "materia gris" del cerebro está compuesta principalmente por "cabezales" de nervios, que son responsables del procesamiento de información. En cambio, la "materia blanca" está compuesta por finos filamentos o "axones de neuronas", que se ocupan de los procesos de transmisión de información. Los expertos saben desde hace tiempo que el cerebro posee la habilidad de cambiar su estructura como resultado de la estimulación, un efecto también conocido como "plasticidad", Pero aún no queda completamente claro cuán "plástico" puede ser el cerebro. Sin embargo, la nueva investigación británica demuestra que el aprendizaje de nuevos idiomas puede tener un gran impacto en la estructura cerebral, especialmente en niños pequeños. También participaron de la investigación 33 bilingües "tardíos" que aprendieron una segunda lengua entre la edad de 10 y 15 años, y que lo han practicado con regularidad durante los últimos cinco. Estudios con escáners realizados a la densidad de la "materia gris" cerebral en la parte inferior de la corteza parietal mostraron evidencias de que esa materia era mayor en personas bilingües que en aquellos que sólo hablan un idioma. Los efectos fueron "significativamente mayores" en el hemisferio izquierdo del cerebro, y aun más en las personas bilingües que aprendieron el segundo idioma a temprana edad. Para los científicos, los efectos del aumento en la densidad de la materia gris podrían surgir de una predisposición genética o por una organización estructural inducida por la experiencia. "Nuestros hallazgos sugieren que la estructura del cerebro humano se alteró por la experiencia de adquirir una segunda lengua", explicó Mechelli a Nature. Además, aclaró que la relación entre la densidad de la materia gris y los resultados de habilidad verbal podría reflejar un "principio estructural-funcional" más general que se extendería aun más allá del lenguaje.
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